Los niños como ciudadanos y su necesidad de conquistar el espacio público, a través de la cultura del agua.

La pandemia nos ha dejado pocas posibilidades de ocio pero en el caso de los niños han perdido espacios de socialización y de inclusión en la vida ciudadana. Los niños se han quedado sin parques y sin escuelas, sabemos las consecuencias y lo que esto significa tanto para ellos como para sus familias. Pero quizás no somos del todo conscientes del impacto en su desarrollo como seres sociales y de lo mucho que la falta de estos espacios afecta a su carácter y personalidad. En el momento actual y en nuestro entorno, son pocos los niños que pueden jugar en la calle o ir a la escuela o pasear por la ciudad, sin estar atentos a la mirada y vigilancia de un adulto. Tan solo en espacios muy próximos o seguros es posible. En este sentido los niños son ciudadanos de segunda. Pero además los espacios públicos de juegos aportan conocimiento y valor a la socialización, por eso se dotan de un tipo de equipos de juego determinados ( columpios, toboganes, juegos de equilibrio...) y también se incluye en ellos un diseño paisajístico determinado( diversidad de árboles, plantas...) para enriquecer su experiencia. Una de las experiencias más enriquecedoras en la infancia y en la que se relacionan juego, ocio, socialización y aprendizaje y valores es la relación con el agua. Su contacto está presente en los recuerdos infantiles generalmente en relación con el goce de disfrutar de los charcos de lluvia o del verano. Es imprescindible valorar su necesidad como bien escaso y para ello es necesaria crear una cultura de su uso e importancia. Su presencia en los parques es tan fundamental como la presencia de los niños en el espacio público. Por eso propongo un espacio de juegos para los más pequeños, en épocas de verano, con horarios de uso establecidos y en un lugar tan concreto como puede ser los Jardines de Andalucía con normas de uso y bajo la supervisión de un adulto. Sería un espacio de disfrute, valoración y aprendizaje que dejaría conciencia e impronta en el recuerdo. Los recuerdos de los momentos felices son los que no se olvidan. Propuesta entrada por: María L. #AraMesQueMaiElPrat #ElPratParticipa